Odio la música.


Odio la música, no soporto que consuma tanto tiempo de mis días y  eso que si lo pensamos, tampoco hace tanto que la escucho, un par de días o quizás toda la vida. 
Odio sentir escalofríos cuando la canción ha sabido donde tocar y odio la cara que puede dejarte una perfecta combinación de notas.
Tapo mis oídos con ella y sigo odiando la forma en la que me hace desconectar del mundo exterior y consigue que piense que no hay nadie más ahí fuera.
Odio como la frase más corta de una canción puede permanecer años en mi cabeza.
Odio que una canción sea capaz de transportarme al pasado y devolverme al presente dejándome con un seco suspiro. 
Pero lo que más detesto es que mientras escribo esto, suene la misma melodía una y otra vez.

The Smiths 
                                 Odio la música.

Mira.

Lluvia en mi ventana que empaña mi perspectiva, no veo nada ¿Qué estará pasando en la calle?
Una gota resbala y crea un sendero que algunas se atreven a seguir, se deslizan trazando curvas imposibles y en su camino terminan juntándose, una bola mojada que parece indestructible y avanza rápida hasta su perdición, el final del cristal.
Mirar tras la ventana no es bueno, los de fuera sabrán que estás buscando algo, pero no te atreves a salir, te quedas  ahí tras el frío cristal que te protege del exterior.
Sabes de sobra que la lluvia no durará eternamente y tarde o temprano tendrás que asomar la cabeza, escuchar a los coches pasar, descubrir lo cerca que estabas del suelo y que una fresca brisa roce tu cara y te despierte del trance en el que estabas sumergido.

No esperes a que cese la lluvia, limpia la ventana con la manga de tu sudadera, asómate y mira.
                                                
                                                 The Who | Baba O'Riley

Cuatro paredes.

Cuatro paredes blancas, cuatro paredes que me envuelven, cuatro paredes que se acercan, cuatro paredes que consumen todo mi oxigeno, cuatro paredes que me oprimen y no me permiten realizar el mínimo movimiento. Cuatro paredes que deben ser demolidas.
Cada una tiene su propio nombre y unas cuantas grietas que delatan lo débiles que son en realidad.
Familia. Sociedad. Límites. Moralidad.
He oído hablar de otras habitaciones con distintas paredes con otros nombres, pero estas aprietan más que cualquier otra.
¿Qué hacer ante un mundo comprimido entre esas cuatro paredes?
No lo sé, tampoco puedo preguntar a los de fuera, dejemos que el tiempo ensanche las grietas y las paredes caigan.
                                      Lana Del Rey | Born To Die

Días que pasan.

Este segundo termina, las horas avanzan, los días pasan y aún así parecen eternos, que no se mueven de su sitio, pero lo hacen, van tan deprisa que  no puedes hacer nada. Tratas de atarlos muy fuerte para que no se escape ni un instante y aún así siguen avanzando. 
Tu error es que mientras te concentras en que no pase el tiempo lo estás malgastando, sencilla contradicción, resumen de tus meses.
Sigue tratando de evitar los minutos, de ir a ninguna parte que para cuando te des cuenta de tu error, será demasiado tarde, habrás caído en su trampa y serás presa del tiempo.

Insomnio.


Estás tumbado en la cama, abres los ojos y mientras contemplas el negro y lejano techo mil preguntas vuelan a tu mente.
Las respuestas no están en el vacío que la oscuridad te ofrece, ni tampoco en esas horas que pasas en un silencio al que matas con canciones que escuchas una y otra vez.
¿Qué ha sido eso? ¿Serán las respuestas que llaman por fin a tu puerta?
Deslizas el pestillo para dejarlas pasar, miras a ambos lados buscándolas, pero no están y en su lugar hay un profundo cráter, el amanecer,  un abismo hacia la rutina de todos los días.

Pies en el suelo, mente en paradero desconocido, ya sabes que tienes que hacer hoy, sobrevive y llega a casa para tu recompensa, otra noche de insomnio.

Gris.



Un color, como cualquier otro, aunque no se parece a los demás.
El gris está discriminado. 
¿Quién quiere gris en su vida? 
Es un color sucio, no es tan puro como el blanco, ni tan elegante como el negro, está en el limbo de los colores, solo, apagado.
Pensemos un momento, ¿No te has planteado nunca esto de asociar emociones a determinados colores?
Por ejemplo, el gris es para cuando alguien está apagado, seco, triste.
¿De donde viene esto? 
Mira la naturaleza, fíjate en la piedra o el metal, grises de naturaleza y a la vez fríos y duros. No me hagas mucho caso, estoy desvariando y solo compongo absurdas teorías.
Poco queda que decir, pero has aprendido algo, has aprendido que cuando pases por un momento duro o notes en la vida esa frialdad, debes de pensar en la piedra o el metal, en el color gris en general, que aunque está discriminado por los demás, nunca le importará acompañarte en tu soledad.

Pausa.

 
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